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12
Ene

Respeto, Postureo e Indignación: Ha muerto un músico

La muerte de un artista influyente y querido siempre instaura un luto en el mundo de la música que trae consigo una avalancha de muestras públicas de respeto en todos los sectores y medios. Las redes sociales expanden cualquier noticia por todo el mundo en cuestión de segundos, y es entonces cuando todos quieren poner su granito de arena y compartir un tema especial, una foto, una frase…un último adiós para recordar a sus ídolos y hacer saber a sus amistades que sienten su pérdida. Lo hemos visto con David Bowie, Lemmy, Michael Jackson, Amy Winehouse, Frankie Knuckles, Paco de Lucía, Lou Reed o Whitney Houston por nombrar sólo algunos grandes que nos dejaron.

La cadena de reacciones en Facebook y Twitter suele tener tres fases:

  1. Muestras de respeto reales: fans apenados aún en shock y amantes de la música que lloran la pérdida de un grande. A medida que los likes y comentarios en los post de estos van creciendo llega la segunda fase:
  2. Muestras de ganas de subirse al carro: los que a priori jamás habrías pensado que hubieran escuchado una sola de las canciones del fallecido de repente son super fans. Esta gente puede estar movida por las ganas de tener un poco de protagonismo, por mostrar un poco de cultura y hacerse el interesante o simplemente porque realmente disfrutaban del artista de turno en su intimidad, mientras que de cara al público escuchan Electro Latino o movidas feas. Muchas de estas personas que homenajean al genio suelen conocer sólo su tema estrella, el Hit que los hizo grandes, es por ello que de repente todo el mundo andaba por el «camino salvaje» y nadaba «entre dos aguas» cuando Lou Reed o Paco de Lucía fallecieron. Esta pequeña muestra de «postureo musical» es la que desata la tercera fase, la más horrible:
  3. Quejas: comienzan a llegar maldiciones y enfados porque que todo el mundo está compartiendo contenido del gran músico fallecido. Estas personas suelen dividirse en tres tipos:
    • A) El Catetazo: No conoce al artista, no muestra interés por conocerlo, y además se queja de que sus amistades de Facebook llenen su muro de publicaciones de la misma índole, en lugar de continuar con su habitual rutina de selfies, fotos de lo que están comiendo o publicaciones de Cabronazi.
    • B) El poco comprensivo: Conoce al artista pero no le gusta, y muestra su cansancio y hastío de ver como todo el mundo está super volcado con la causa, sin entender que es algo importante que a muchísimas personas afecta. Como a él no le gusta, no debería gustarle a los demás.
    • C) El fan indignado: Este es sin duda alguna el peor de todos. Ha visto ultrajado su pequeño placer privado, al convertirse en un momento en algo masticable por la gran masa. Está muy enfadado, puesto que él era un fiel seguidor, que incluso conoce más de tres canciones, y ahora que ha muerto todos parecen expertos, haciendo que él pase a ser uno más. Lo suyo no es postureo, es de verdad, quiere que el universo oiga lo fan que es y por eso muestra su total desacuerdo con que los mundanos ahora también parezcan fans.

Es un hecho que los humanos disfrutamos con la exclusividad, nos gusta saber que somos los únicos poseedores de algo, que no somos como los demás, que estamos un paso por delante, y en cuestiones musicales mucho más. Los defensores de lo underground no quieren que su producto pase a mayores puesto que se convertiría en algo «prostituido». Los DJs no quieren que otros Djs pinchen sus temas, o conozcan a sus artistas, sellos o técnicas. Los ingenieros de sonido tienen sus secretos que guardan bajo llave y en general todo el mundo que está en el ajo disfruta mucho salvaguardando esa «pócima secreta» para sí mismos, pero es esta actitud la que hace que no avancemos tan rápido como deberíamos. Es esta avaricia cultural la que propicia la deceleración musical.

Alegrémonos de que gente que no conocía a David Bowie mañana vaya a estar tarareando «Heroes» o «Starman«. Alegrémonos de que el que no tenía ni papa de quiénes eran Motörhead hoy lleve «Ace of Spades» sonando en los auriculares. Sonriamos por saber que Michael Jackson aumentó la venta de sus discos un 800% de manera póstuma. La música es para todos, y todos los caídos se alegrarían por saber que miles de personas han conocido su obra gracias a las muestras de respeto tanto de sus máximos fans, como de los que conocían el hit, como de los que se sumaban al carro por ganar un puñado de likes.

Los genios se van pero su música se queda.

 

 

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